Alguna vez, Marta Gómez de madres en lucha contra el Paco se refirió a las víctimas de este veneno como los nuevos desaparecidos. Ellos, los pibes del paco, ni siquiera tienen la oportunidad de abrazar un ideal de lucha. Desaparecen como flores fugaces en medio de la criminalización y la indiferencia.
La organización Madres en Lucha, que reúne unas 150 mujeres con hijos afectados por el consumo de pasta base, advirtió que en la zona sur de la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano mueren “dos jóvenes por semana”.
Se estima que en Argentina se consumen 400.000 dosis de paco por día. El Estudio Nacional sobre Consumo de Sustancias Psicoactivas del SEDRONAR indicó que el consumo de pasta base de cocaína creció en los últimos años un 200%.
En el año 2012, la organización RockandVida compartió con la Fundación Centro Cristiano Nueva Vida un encuentro con el juez federal Sergio Torres, en el marco de una campaña anti adicciones. Con respecto al paco, el magistrado expresaba: “Nos debemos un debate legislativo, con los diputados y senadores, para diferenciar claramente el tráfico de drogas, del joven que consume; porque si no hacemos ese debate y no lo resolvemos, estos chicos se van muriendo y finalmente el Estado deja que se ocupe la parte penal de una problemática que es de salud, que es sanitaria, y agregaba,“el derecho penal es el derecho de los muertos, ya que llegamos cuando la persona murió; pero nosotros debemos ocuparnos antes que esto suceda, y esto lo debe hacer el Estado, del que también somos parte, desde los diferentes ámbitos, instituciones, grupos sociales y organismos.”
Argentina produce
En la actualidad se suele escuchar, desde funcionarios dedicados a la temática, que Argentina no es un país productor de droga. El Juez Torres, quizá el mayor responsable de numerosos procesos, allanamientos y detenciones con causas relacionadas al narcotráfico en Buenos Aires, dice: “La Argentina no es un país de tránsito, ese pensamiento es el que conduce a ocultar verdades, como las necesidades de nuestra gente. Somos el principal lugar de consumo de cocaína de Latinoamérica. La gran mayoría de los países tienen una ley que castiga y reprime el tráfico, pero en nuestro caso las leyes datan de 1930, quedando obsoletas, pues los contextos sociales son totalmente diferentes en cuanto a esta problemática.”
El paco se produce en cualquier casa, las cocinas barriales no disimulan su olor ni su tarea mortal y redituable ante la indiferencia social. Su adicción es tan veloz como es el daño que produce en el organismo de quienes lo consumen
“El paco es una tóxico dependencia, enfermedad que no se investiga porque no afecta a la clase media y, por eso, no le interesa a nadie. En el Estado hay recursos para combatir el paco; es cuestión de coordinarlos y de controlar a la Policía para que no haga un negociado, porque el inconveniente que tiene es que existen muchas bocas de expendio”, decía Eugenio Zaffaroni, juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en una entrevista para la gaceta de Tucumán en noviembre del 2012.
Ambos, Zaffaroni y Torres, son integrantes del consejo consultivo de la primer Cátedra libre e Interdisciplinaria para la Atención de Consumidores de Sustancias Psicoactivas, espacio pionero e integrador, donde organizaciones, científicos, familias y juristas comparten saberes y experiencias.
“La Matanza”
“El problema del consumo de sustancias psicoactivas atraviesa al conjunto de la población argentina, pero impacta de forma particular en los más vulnerables, atravesados por contextos de pobreza crítica, especialmente en púberes, adolescentes y jóvenes, donde en en el marco de un policonsumo se ofertan drogas cada vez más dañinas como el paco”, dice el licenciado Ricardo Paveto, integrante de la cátedra mencionada.
En la Matanza, el partido más grande de los 135 que componen la Provincia de Buenos Aires, hay 12 mil consultas mensuales pero, sólo el 6,2 por ciento inicia el tratamiento por el consumo de “paco” o pasta base de cocaína (ministerio de salud provincial, abril 2014).
No es difícil imaginar la cantidad que no llega al sistema de salud, por cuanto no existe en las estadísticas referenciales. Vidas e infancias excluidas de toda proyección humana.
La pasta base no circularía tan libremente sin las redes de protección de poderes políticos nacionales, provinciales, municipales, y policiales. Demasiados verdugos para tanta fragilidad.
En una sociedad donde el gigante del paco parecería ser tan inmensamente poderoso, algunos corazones con tenacidad lo convierten en el Goliat del que habla La Bibia, al que el joven David, para algunos algo insensato, para otros fortalecido por su fe, tumbó de un piedrazo.
“Tenemos que trabajar en la prevención como una acción permanente y apoyar, sostener y esperanzar a los que no pueden solos”, dice Rubén Schiavone, voluntario de RockandVida, una organización que aborda la problemática de una manera diferente y comprometida.
En este sentido, Rubén completaba su pesamiento: “A veces, el Estado es una instancia todopoderosa, con movimientos lentos y adormecidos por la burocracia y la corrupción, las respuestas tiene que ser aquí y ahora, los pibes sufren y se mueren hoy. Necesitan ayuda, ahora. Creemos en el trabajo diario, silencioso pero constante de personas comunes, de pares que se fortalecen unos a otros para alentar y sostener al que flaquea hasta que pueda caminar solo y disfrutar del camino.”
Por eso, este 20 de septiembre, RockandVida realiza un encuentro masivo al aire libre en la Plaza Ejército de los Andes, una de la principales de la ciudad más poblada de La Matanza, en el corazón de Gregorio de Laferrere.
Mientras haya personas que sientan el sufrimiento ajeno como propio, y que tomen la hondera de la fe, no habrá batalla perdida. Se puede #ReirSinDrogas como dice RockAndVida, y sabe por qué lo dice.
Por Adriana Vanoli